
Cuando se trate de deformaciones graves, el tratamiento tendrá que ser lo más precoz posible y aspirar a corregir todos los componentes de la deformidad. Para ello, lo ideal es iniciarlo justo después del nacimiento, cuando el pie es más fácil de reformar. Asimismo, será fundamental el control continuo de la evolución de la corrección de esta patología por parte de un podólogo especialista.
Tratamiento ortopodológico
Inicialmente, el especialista recomendará la realización de estiramientos suaves y la colocación de férulas que mejorarán de forma paulatina la posición del pie. Una vez el pie está en la posición adecuada, se llevará a cabo un tratamiento correctivo que suele consistir en la aplicación de un yeso (método de Ponseti) o férula que debe renovarse cada semana e irá mejorando la posición del pie de forma progresiva. Por lo general, son necesarias de cinco a diez férulas y la última de ellas se mantendrá durante tres semanas. Cuando la posición del pie esté corregida, el niño tendrá que utilizar un dispositivo ortopédico especial durante aproximadamente tres meses. Al final del tratamiento, el paciente todavía deberá ponerse el dispositivo por las noches y durante las siestas hasta los tres años de edad.
En muchos casos, este tratamiento ortopodológico puede combinarse con una simple cirugía para alargar el tendón de Aquiles ya que, con frecuencia, el problema está relacionado con un tendón de Aquiles tensionado, y el procedimiento para corregirlo es relativamente sencillo. En casos más complejos, el pie zambo requerirá una cirugía reconstructiva más invasiva.
Intervención quirúrgica
Esta operación variará según la gravedad del pie zambo, la edad del niño y los tratamientos a los que haya sido sometido previamente. El niño estará bajo anestesia general durante toda la cirugía, por lo que no sentirá molestia alguna.
La intervención se inicia con una o dos incisiones en la piel, por lo general, en la parte posterior del pie y alrededor de la parte interna. A través de estos cortes, el cirujano alargará o acortará el tendón del pie del paciente; en el caso de los niños de edad más avanzada o cuyo caso revista mayor complejidad, puede ser necesario cortar algo de hueso. En ocasiones, se colocan clavos en el pie.
Postoperatorio
Tras la cirugía, se coloca una férula de yeso para afianzar la posición correcta. Dependiendo de la cirugía, el paciente podrá irse a casa en ese mismo día o permanecer en el hospital de uno a tres días. El niño tendrá que mantener el pie en una posición elevada y podrá combatir el dolor con la ayuda de analgésicos. El especialista revisará con frecuencia la piel alrededor del yeso del niño para comprobar que no dificulte la circulación. El paciente debe llevar puesto el yeso de seis a doce semanas, aunque puede renovarlo.
Tras quitarse el último yeso, el pediatra indicará el uso de un dispositivo ortopédico y probablemente remita al niño a un fisioterapeuta que le enseñará ejercicios con el fin de que fortalezca el pie y mejore su flexibilidad.
Aunque la mayoría de los casos se corrigen de forma definitiva tras la cirugía, es posible que los niños de edad más avanzada que se hayan sometido a la operación necesiten otra intervención quirúrgica en el futuro si aún presentan deformidad en el pie.
Riesgos de la intervención
La operación de pies zambos puede presentar los siguientes riesgos:
- Problemas respiratorios y reacciones a los medicamentos por la anestesia.
- Posibilidad de sangrado e infección como en cualquier intervención quirúrgica.
- Daños en los nervios del pie.
- Hinchazón.
- Problemas circulatorios.
- Dificultades en la cicatrización de las heridas.
Pronóstico
Los resultados del tratamiento suelen ser satisfactorios. Sin embargo, si el problema no se corrige o reaparece, los niños que no hayan sido operados inicialmente podrían necesitar cirugía a medida que crecen. Los procedimientos quirúrgicos que podrían necesitar son los siguientes:
- Osteotomía: extirpación de parte del hueso.
- Fusión o artrodesis: unión de dos o más huesos, para la cual el cirujano empleará hueso de alguna otra parte del cuerpo.
- Utilización de clavos o placas metálicas para unir los huesos durante algún tiempo.
Tras la cirugía, el pie del paciente estará en una mejor posición. El niño podrá llevar una vida activa y realizar deportes como cualquier otro; sin embargo, el pie puede estar más tenso de lo normal. Por otra parte, en la mayoría de los casos, si solo está afectado un lado, el pie y la pantorrilla del niño serán más pequeños durante el resto de su vida.
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